Una de las personas que más se acercó a ella fue su psicoanalista Ralph Greenson. El 4 de agosto de 1962, con la muerte de Marilyn se truncaba una relación de treinta meses en la que él fue testigo privilegiado del naufragio emocional de una mujer perdida, solitaria y consumida por su imagen pública. A partir de aquellas sesiones, y a caballo entre la realidad y la ficción, Schneider busca descifrar el misterio insondable que escondía el mito más seductor y trágico que ha dado el séptimo arte.
«Últimas sesiones con Marilyn es una novela suntuosa. Un escrito de seda. Un gota a gota de fina emoción. Una reflexión sin moraleja. El autor ofrece a Marilyn Monroe, a través de esta obra llena de nubes y matices, lo que ella siempre pidió en secreto a los hombres: el respeto.»
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